Me pasé el resto de la noche tumbado en mi cama,
con los ojos abiertos de par en par. Podía oír la respiración de mi compañero
de habitación, Lightning, dormido profundamente en la litera superior a la mía,
y eso, de algún modo, me tranquilizaba y me alteraba al mismo tiempo. Me
tranquilizaba porque era un sonido común, rutinario, que me traía a la memoria
recuerdos de la época de cuando vivía en casa, con todo cuanto deseaba al
alcance de la mano (hasta que, tres meses antes, lo abandoné todo por un impulso);
me ponía nervioso porque él podía desconectar mediante el sueño de todos los
malditos problemas que te persiguen a diario en una nave espacial. Y mi
principal problema ahora mismo tenía un nombre, una cabellera pelirroja y una
mirada dura como el acero.
Suspiré y me di la vuelta en la cama. Mi
reproductor de música se había quedado sin batería sobre las cinco y, de todo
modos, me había cansado de oír la guitarra eléctrica desgarrándome las neuronas
una a una a demasiado volumen.
Lightning era apenas un año mayor que yo, pero
parecía tener mi edad o ser un poco más joven. Era de esas personas que no
podían contener una sonrisa de cordialidad o unas palabras de aliento, cosas que
no abundaban en aquella nave. Y era de los pocos que llegaron acompañados;
también formaba parte de la tripulación su hermano mayor, Thunder, que debía de
tener entre veinte y veintiuno.
Tumbado en la cama, acompasé mi respiración con la
de mi compañero de litera y me concentré en pensar en ellos, con el único fin
de olvidar a Salamandra mirándome a mis ojos y diciéndome que no me atreviera a
enamorarme de ella (demasiado tarde), con su mano rozando la mía. Olvídalo, Sky. Pero, por mucho que lo
dijera, eso no cambiaba ni un ápice los dictados de mi corazón.
Lightning y Thunder tenían los dos el cabello corto
y oscuro, liso, y la piel tostada por el sol. Al parecer, antes de embarcarse
en esta aventura, habían sido campesinos en algún satélite perdido de la mano
de la civilización actual. Hasta ahí se podían contar las semejanzas entre
ambos. Thunder era arisco, serio y frío, aunque no del mismo modo que
Salamandra. No era una diferencia tangible, pero era algo que se podía
presentir. Ella era así por todas las tragedias que arrastraba a su espalda,
por el miedo, por su pasado; él aparentaba refugiarse tras un escudo, efectivo
pero no perfecto, que muchas veces reflejaba fisuras. Siempre acaba preocupado
por su hermano o cabreado con algún otro miembro de la tripulación, emociones
que jamás había visto de manifiesto en Salamandra. Ella era más yerma, como si
su corazón estuviera un poco más muerto que el de una persona corriente. Quizá
así fuera.
Los hermanos habían llegado al Collapse apenas unos
meses después de que lo hiciera ella, así que eran de los que mejor la conocían
y, sobre todo Thunder, los que más la obligaban (no había una palabra que lo
definiera mejor) a interactuar con ellos. Probablemente, Salamandra no
musitaría una palabra si pudiera; mantendría sus finos labios cerrados durante
todo el día. Apenas solía decir nada más que no fuera una orden, una
advertencia o algo relacionado con la nave o el destino.
Lightning le sacaba temas triviales de vez en
cuando, pero últimamente pasaba mucho más tiempo con Sparks que con ella, por
lo que estaba casi seguro de que había empezado una relación a bordo. En
realidad, no era sorprendente. Éramos un grupo de personas confinadas a viajar
juntas durante meses, sin hablar con el resto del mundo ni detenernos en ningún
puerto durante demasiado tiempo, por lo que acabábamos desarrollando fuertes lazos
afectivos con las personas disponibles. Ya fueran de amor o de odio.
Miré el reloj encima de la mesilla de noche. La
hora, reluciendo en tres dimensiones a escasos centímetros de la pantalla, me confirmaba
que, por fin, era el momento de levantarme: las seis y media de la madrugada.
Cogí una camisa cualquiera del montón, otros
vaqueros raídos y el champú, antes de deslizarme rápidamente hasta la ducha del
final del pasillo, la que compartíamos los cinco hombres de la tripulación. Había
adoptado la costumbre de ser el primero en ducharme por las mañanas, porque las
peleas por el agua caliente se habían traducido alguna que otra vez en
puñetazos y ojos morados, aunque normalmente esas confrontaciones siempre se
producían entre Thunder y Shadow, ambos incapaces de rebajarse ante el otro ni
un caso tan absurdo como ese. Siempre solían intervenir Sparks o el capitán
para acabar con el conflicto, aunque también había visto meterse a los demás y,
en una terrorífica ocasión, había sido Salamandra, que había pasado de
casualidad por el pasillo. Recordaba a la perfección como ella se había
acercado, mientras Shadow le lanzaba a su oponente un derechazo, había agarrado
el brazo de él (que medía unos quince centímetros más y pesaba tantos kilos por
encima) y le había dirigido una mirada amenazadora que le habría helado la
sangre al mismo Diablo. Fin del conflicto.
Mientras me duchaba, me di cuenta de que mi vida
había dado un giro completo en los últimos tres meses. De que había abandonado
todo cuanto tenía, incluso quién era, para entrar a formar parte de un grupo de
personas autodestructivas, cargadas de secretos, bastante solitarias y un poco
dementes. A menudo me arrepentía. Pero, al menos, ahora era parte de un grupo,
uno más. Aunque, muchas veces, seguía sintiendo que había algo más. Que el
Collapse guardaba un secreto aun más grande y que su tripulación,
exceptuándome, lo conocía. Pero a mí me mantenían alejado de lo que fuera que
estuviera pasando en la nave, asignándome tareas comunes y físicas.
El agua ardiente me calentó el cuerpo hasta un
punto casi doloroso, pero era una sensación que había aprendido a disfrutar,
pues nunca sabía cuándo podría volver a disfrutar de una temperatura demasiada
elevada en el agua. Quizá al día siguiente alguien se me adelantara en la ducha
o uno de los motores se rompiera y el Collapse
cayera a través del espacio en negro que formaban todas las galaxias, hasta
explotar chocando con un asteroide. Quién
sabía cuál sería nuestra suerte.
Una vez fuera de la ducha, más relajado, pero igual
de confuso y con los mismos pensamientos zumbándome en el cerebro, me dirigí al
calendario de lo que conocíamos como “la sala de descanso”: apenas tres
sillones y un escritorio con un anticuado portátil, una cafetera adquirida por
alguien hacía un par de meses y una estantería con bastantes libros, la mayoría
sobre mapas estelares y navegación, aunque había descubierto varias novelas
interesantes después de echar un buen vistazo.
Busqué mi nombre en el calendario de tareas que,
alguien, probablemente Salamandra o el capitán, había actualizado en algún
momento antes del amanecer (aunque era difícil saber cuándo era amanecer en un
viaje constante a través de galaxias y pasando cerca de varios soles a lo largo
del trayecto). Nos solíamos guiar por la hora oficial de la capital del
Imperio, pero vivir en medio de la nada, viajando de un lado a otro, resultaba
en un horario bastante caótico, donde solíamos dormir tanto de día como de
noche y nunca sabíamos en qué momento debíamos comer.
Aquel día me habían asignado la limpieza de la
planta de la sala de máquinas, junto con Sparks y Romeo. Lo que quería decir
que me esperaba un buen día, pues ambos eran trabajadores y la loca de Sparks
solía sacarme una sonrisa cada pocos minutos.
La chica era la persona de la nave a la que mejor
le quedaba su apodo: tenía unos ojos azul eléctrico, que parecían estar continuamente
chispeando de vitalidad, una sonrisa electrificante y un sentido del humor poco
usual, que solía acompañar de una risa contagiosa. Su atuendo lo completaba su
melena rubia, muy muy rizada, que le caía desordenadamente encima de los
hombros y que no podía controlar. Apenas llegaba al metro sesenta, pero la
energía que desprendía, siempre en frenético movimiento, parecía llenar la sala
en la que se encontraba. Indudablemente, era la persona que mejor me caía de
todas las que allí convivían y una de las pocas a la que había llegado a
considerar amiga, teniendo en cuenta
que aquella palabra no tenía el mismo significado allí que en cualquier otro
lugar del mundo.
Para un viajero interespacial, un amigo era aquella
persona dispuesta a protegerte cuando se te quedaba la pierna atrapada en el
conducto de ventilación, la que te daba parte de su comida en los días de
racionamiento y, a veces, incluso la que te defendía de la muerte. Aunque aun
no había necesitado llegar a esos extremos.
La habitación de Sparks estaba bastante cerca de
donde me encontraba, así que fui a buscarla. Nuestro turno empezaba a las siete
y media, y ya eran casi las y cuarto. Compartía habitación con Salamandra, pero
estaba casi segura de que ella ya no estaría en la habitación, puesto que
sospechaba que mi chica pelirroja tampoco había pasado demasiado tiempo tumbada
en su cama aquella noche. Incluso había llegado a plantearme si dormía, pues
siempre la veía en la sala de máquinas o haciendo algo fundamental para que la
nave se mantuviera a flote.
Toqué suavemente una vez. Esperé, sin obtener
respuesta. Toqué de nuevo, un poco más fuerte.
La puerta se abrió de par en par. Sparks estaba al
otro lado, la rubia melena cayéndole por todas partes, enmarañada y despeinada.
Me miró a través de sus párpados casi cerrados y murmuró un “buenos días” que
sonaba a maldición.
-
Nos toca juntos, Sparks – le dije, intentando
sonar amable. Lo único que me faltaba era soportar una compañera enfadada las
próximas seis horas. – Limpieza.
-
Genial. – Bufó. Cerró la puerta de golpe. De
inmediato, sospeché que había vuelto a su cama.
Me apoyé en la pared, dispuesta a esperar un poco
más antes de volver a insistirle. Empecé a silbar una canción, alguna de las
que había escuchado durante mi noche en vela, por inercia. Volví a pensar en
los últimos meses, en las personas de la nave; en el capitán, al que apenas
veía más de un par de minutos al día, en Romeo y Julieta, en los hermanos de la
tormenta (como los solíamos llamar), en Sparks y, sobre todo, en Salamandra.
Justo en el momento en el que cerré los ojos,
centrado en el recuerdo de sus diminutas pecas esparcidas por su piel de
porcelana, su voz me sobresaltó.
-
¿Qué haces aquí?
No pude evitar dar un respingo.
-
Salamandra – suspiré. – Me has… sobresaltado.
-
¿Estás acosando a Sparks o a mí? – insistió,
aunque enarcó una ceja, por lo que supuse que era su forma de bromear.
-
A Sparks. Nos toca limpieza juntos y soy tan
inocente que sigo creyendo que saldrá de ahí antes de que muera de viejo.
Salamandra frunció los labios. Se acercó a la
puerta de la habitación, pero, en lugar de abrirla, levantó el puño y aporreó
con fuerza contra el metal. Los golpes resonaron por todo el pasillo, formando
eco.
-
¡Sparks!
- vociferó – ¡Saca tu culo de la habitación y ponte a trabajar ahora
mismo!
La puerta volvió a abrirse y, de nuevo, allí estaba
la chica. Solo que ahora mantenía los ojos muy abiertos y se veía la furia que
reflejaban sus iris azules desde varias decenas de metros de distancia. No se
había cambiado el pijama y su pelo seguía igual de descontrolado.
-
¡Ya voy, maldita sea! – respondió, también a
gritos. - ¡No son formas de despertar a una persona!
-
¡Deberías estar trabajando! – replicó Salamandra.
– Así que empieza a moverte ya, porque te espero en la Sala 13 dentro de tres
horas y sé que tienes una planta que limpiar. – Acabó la frase entrecerrando
los ojos amenazadoramente, a lo que Sparks respondió cerrando la puerta con un
portazo nuevamente, pero esta vez oí ruido al otro lado, signo inequívoco de
que había empezado a vestirse.
-
Saldrá en dos minutos - me dijo Salamandra, sin mirarme. Luego,
siguió su camino por el pasillo, sin inmutarse en lo más mínimo.
Sparks era la única desequilibrada mental de la
nave y, probablemente, de un par de galaxias a la redonda, que se atrevía a
levantarle la voz a Salamandra. De algún modo, la pelirroja había logrado
labrarse una reputación, de un modo que no me apetecía demasiado conocer, y era
casi la suboficial de mayor rango, la autoridad suprema después del capitán.
Pero entre ambas chicas había una relación de… complicidad, de compañerismo,
que permitía los gritos de Sparks y las amenazas de Salamandra sin resquebrajarse.
Tuve que esperar diez minutos más hasta que por fin
apareció mi compañera de jornada, ataviada con el uniforme rojo y negro de
limpieza que yo también tendría que ponerme. Y, durante ese tiempo, me di
cuenta de que nunca había estado en la Sala 13, la que había mencionado
Salamandra, ni sabía qué se hacía allí ni porqué parecía que, a la mayoría de
la tripulación, le tocaba pasar allí un par de horas cada dos o tres días. Tampoco
sabía donde se escondía el capitán, que desaparecía a menudo, ni cómo era
posible que la chica más joven de la nada se hubiera convertido en la más
respetada. Pero estaba seguro de que el Collapse me guardaba más secretos de
los que imaginaba.
Sé que no ha sido sublime, pero es más bien una presentación de personajes: Sparks, el capitán, Thunder y Lightning. Incluso menciono a Romeo y Julieta, en los que profundizaré en el próximo "capítulo". Lo malo de las historias largas es que no contienen tanta... ¿emotividad? (podríamos llamarlo así) como los breves fragmentos que escribo, donde contengo todos los sentimientos. Esto es más narración y menos profundización, supongo. Por eso, intentaré intercalar una cosas con otras, según me venga la inspiración.
Quiero una opinión en serio sobre esta historia, porque me planteo continuarla, pero si es una basura, prefiero no hacerlo y pasar a otra cosa mejor. Así que, ¡opiniones!
Y una canción: Again. Siento subir siempre las entradas tan tarde, pero es que me falta tiempo.
Bien, aquí voy.
ResponderEliminarCreí que la canción de "hoy" era Again del opening de Fullmetal alchemist y no Again de Flyleaf,que pf, ni idea de quién es. Pero la canción que has puesto puede llegar a "gustarme" si la escucho varias veces.
A ver, yo quiero que la continúes porque desde "Al borde del Colapso (collapse)" me ha encantado,hipnotizado,atrapado la personalidad de la chica (Salamandra) y el escenario es de lo más curioso e interesante y me entró curiosidad por ver cómo se las apañará Sky para enamorarla y que pasará y cómo ocurrirá eso que me dijiste en clase de que al final[...] para "ver" los pensamientos y verdaderos sentimientos de Salamandra y Sky (pero esto es más bien vagas ideas de lo que supongo que escribirás, no se si me explico, vamos, que no sé, depende de cómo lo escribas se podrán entender los sentimientos de cada uno ,y, si los escribes,sabremos los verdaderos sentimientos de ambos).
Yo a Sky me lo imagino como Romeo de Romeo x Juliet, es seguramente una visión muy equivocada,pero no puedo quitármela de mi cabeza y no sé por qué.Y a Salamandra me la imagino como (física y psicológicamente) Makise Kurisu de Steins;gate,son clavaditas.Pero me gusta la visión que tengo sobre Salamandra.Perfecta.
He pensado que podrías,en algún raro momento, dar los verdaderos nombres de cada uno porque a Salamandra se la apoda así por el pelo, pero,¿cuál es su verdadero nombre,eh? e.e Sky por los ojos azules,etc.
Lo de "Sala 13" lo tenías apuntado en la hoja de lengua,¡¡ya lo tenías hasta pensado!!
También,Salamandra esconde un gran misterio, no sé, tiene esa aura misteriosa y de tipo duro pero en verdad es lo contrario, para mí que ya está enamorada de él, pero a saber como lo escribes ahora, y ¿por qué rayos dijo a Sky que no se enamorara? ¡EXIJO RESPUESTAS! Además, en el texto anterior diste a entender, o al menos a mí, que tiene un pasado triste,¡¡quiero saber ese pasado!! tienes y/o debes dedicar una entrada a Salamandra >.< y otra a Sky.
Bien, ahora sobre esta. Sinceramente este texto no ha tenido esa chispa (emoción tal vez) que tuvo la otra, pero no creo que sea porque es larga, sino porque has descargado a todos los personajes de una vez (no digo que no me guste) y quizá se pueda ser un poco aburrida, QUIZÁ,pero no estoy diciendo que no me gustase, es que, no se si me explico, digamos que es como,cuando te veas Fairy tail, que en el cap 2 deddican unos minutos del capítulo a presentar a los magos del gremio más importantes, eso le quita "valor" al capítulo, incluso, si quieres verlo de otro modo más simple y vago llámalo relleno. Pero a ver, eso es solo hoy, ya con la siguiente ya te centrarás (creo) más en lo que es la historia ya que están presentados todos los personajes (o casi todos).Pero posiblemente si no los hubieras presentado todos y lo hubieras dividido en varios textos se volvería pesado, pero, tal y como ha quedado está bien.
Aunque no sé, tengo dudas en cómo harás para organizarte entre tantos personajes. Aunque yo me centraria más en Salamandra y Sky o exclusivamente en ellos, son taaaaan perfectos♥ En serio, quiero ver ya como acaba todo esto >w< es que sería una pena que no continuaras esto ToT
Creo que con todo esto ha quedado contestado todo lo que querías y no me olvido de comentar todo lo que quería, en caso de que me olvidara de algo ya te lo digo en persona.
ois, again jojojojo guitar hero power
ResponderEliminarme ha gustado bastante, me has enganchado, ahora me vas a hacer leerme todo estos capitulos antes que los demas, mira que eres mala eeeeeeeeeeeh
Ves, ahora lo puedo leer seguido en vez de decirte POR QUE NO SUBES MAS DE ESTO!!!