29 agosto, 2014

Siempre en medio. Siempre en ninguna parte. Siempre vacía. Siempre sola.

Pero si escuchas, si escuchas con atención, quizá puedas oír mis gritos de auxilio. Quizá puedas verme poniendo los ojos en blanco y distanciándome del mundo, huyendo de todos los sitios donde no encajo. Quejándome sin parar. Haciendo daño a todo y a todos porque me da miedo que alguien se acerque demasiado. Queriendo que alguien se dé cuenta y rompa todos mis defensas, supere todas las fronteras. Dejándome los pulmones en el intento, en vano, siempre en vano.

Porque, aun así, no hay nadie escuchando. Oscuridad. Solo hay oscuridad.

No hay luz para ti, chica solitaria.