24 febrero, 2012

Porque, joder, es un enemigo duro, pero yo lo soy más.


El despertador sonaba puntual todas las malditas mañanas de mi vida a las 7 menos cuarto de la mañana, cuando el Sol aun estaba intentando despertar al mundo.
Me vestía, me peinaba, desayunaba y salía de mi casa. Era la rutina, la maldita acosadora que me perseguía durante los 365 días del año sin descanso y que me asfixiaba, me ahogaba. Me hacía caer en picado.
Pero el mayor enemigo al que me enfrentaba día a día era el miedo. Siempre había sido mi punto débil, el talón de Aquiles que me hacía perder las batallas contra la vida. Me recluía dentro de mí misma, me abandonaba a mi suerte, me obligaba a esconderme en el fondo de mi corazón y a tapar con una gruesa manta negra todo aquello que lo desafiara. Y yo lo hacía, porque no me creía capaz de vencerlo.
No negaré que alguna vez, quizá demasiadas veces, muchas más de las que una persona cuerda lo habría hecho, me planteé cesar el compás de mi respiración, huir de la rutina para siempre y abolir el miedo que convertía mis órganos en trozos de cemento, que caían concentrados a la altura de mis pies.
No niego, porque sería recurrir a la mentira, que en las noches en las que me asaltaba el insomnio, solo deseaba escapar de la prisión que se había convertido en los latidos de mi corazón. Y que, quizá, llegué a reflexionar con detenimiento a qué método podría recurrir, uno rápido e indoloro.
Pero sabía que no podía. Sabía que no iba dejar de pelear. Porque sería darle la victoria a esta vida de mierda e irme sin luchar. Eso era algo que, aunque me hubiera planteado, nunca cumpliría. Lucharía. Joder, lucharía. Con uñas y dientes, me destrozaría los dedos, gritaría hasta romperme las cuerdas vocales, porque tirar la toalla no era una opción.
Era cierto que hacía tiempo que “estoy bien” sabía a mentira en mis labios, pero también era cierto que había seguido peleando desde entonces. Quizá hubiera sido pura inercia. Quizá nunca me planteé si luchar o no y me limité a hacerlo. Pero, si inconscientemente no me había rendido, tampoco lo haría sabiendo a qué me enfrentaba, no cuando todo lo que la palabra yo representaba dependía de ello.
Y puede que algún día lograra vencer al puto miedo que susurraba al oído todo lo que era incapaz de hacer. Porque, joder, es un enemigo duro, pero yo lo soy más. Y si el miedo es difícil de matar, la esperanza es inmortal.

  En este texto existe una diferencia con respecto a los otros, aunque no se puede apreciar a simple vista. Aquí, en estas pocas líneas, no he creado personajes ficticios. No he descrito una historia que nunca he visto suceder. No he utilizado ni un ápice de mi imaginación.
 Esas líneas contienen la verdad. Son mis pensamientos, los de verdad, sin el filtro de visión de cualquier personaje que cuente su propia historia. Soy yo contando la mía. 
Hoy ha sido un día raro. Pero un buen día. He reflexionado, he pensando, he decidido, me he echado atrás. Y he recibido apoyo. Cuando más sola me creía, han aparecido personas que creía perdidas para empujarme a seguir adelante, para agarrarme cuando esté a punto de caer.
Muchas de ellas no leen este blog, así que sería inútil nombrarlas si nunca verán sus nombres en mis agradecimientos. Pero sé que vosotras, Marta, Irene, sí lo leeréis. Así que, esta va para vosotras.
Gracias. Gracias por ayudarme a seguir adelante, a aconsejarme, a obligarme (directa o indirectamente) a seguir luchando, porque hay días en los que necesito que alguien lo haga.  Y, sobre todo, gracias por escucharme cuando lo necesitaba. 
Gracias.

2 comentarios:

  1. Me ha llegado ar fondo... jo, llevo tiempo pensando lo que poner eh, no te creas, pero es que me sorprendes y me dejas en blanco. Muchas gracias a ti por compartir esto con nosotras.
    Venga Irene, empieza a dejarme por lo suelos.

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  2. jajaja, no pretendo dejar a nadie por los suelos(por ahora). Pero esque la verdad esque me he quedado como tu,me que quedado totalmente en blanco, mi mente,literalmente,se ha quedado como si fuera un estepicursor.
    Me recordaste a Sam, no se el por qué,quizás las palabras,porque enserio,el principio parecia una despedida ...
    Lo siento, no tengo palabras, estoy en estado de shock,por mas que piense no me salen palabras, solo me salen vaivenes de cosas inexplicables y quizas incoherentes a la hora de plasmarlo en un comentario. Te admiro, esta vez, por tu valentía.
    Gracias,muchas gracias a ti,porque gracias a ti me has dado muchas esperanzas,sin ir muy lejos, por eso de "la esperanza es inmortal",parecerá insignificante,pero para mi esas 4 palabras tuvieron un significado especial y me ha animado a seguir luchando. Que coño! ¿sabes qué? A la mierda el miedo a partir de ahora è_é (pero aun queda la pereza y el orgullo U.U") en fin,siempre habrá algo más...Gracias.

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