23 diciembre, 2011

Él la había reparado a besos. (IV)

Sentada en el alféizar de la ventana y con las piernas colgando sobre la calle, lo esperaba, con la misma ilusión con la que le gustaba quedarse bajo la lluvia mojándose, con la emoción de ver amanecer cada mañana. Se moría de ganas de verlo aparecer, cruzando los rayos de sol que atravesaban las escasas nubes de algodón que remoloneaban por el cielo azul celeste. Estaría sonriendo, porque él también deseaba verla.
Entonces, le gritaría. Casi podía oír su voz mientras aceleraba el paso para entrar lo antes posible en casa y fusionarse en un solo ser, con los labios pegados en una sonrisa, sus manos ancladas en su pelo y las piernas de ella en su cintura.
-          ¡¡Sunshine!! – gritaría cuando estuviese en la acera debajo de ella. - ¡Vuelve dentro, maldita sea! Te vas a caer y entonces, sí. Me llevarás a la tumba contigo.
Le encantaba provocarle taquicardias a su pobre Vic. Él aun no se había acostumbrado a verla arriesgando su vida, pero es que ella ya no temía. Sus miedos habían desaparecido con él cuidándola. Porque, de algún modo, la había arreglado.
Lo había descubierto una mañana. Se había despertado con la llegada del alba, a tiempo para saludarlo a través del cristal de la ventana del dormitorio de Vic, de su dormitorio. Y había caído en la cuenta de que no había tenido pesadillas; había pasado toda la noche durmiendo, sin que el temor a morir la acosara a cada instante.
Mientras tomaba café caliente en la cocina, había cavilado acerca de la razón de porqué aquel miedo había desaparecido. Y, recapacitando un poco más, se había dado cuenta de que hacía días que no le temblaban las rodillas cuando caminaba, de que ya no necesitaba agarrarse de las paredes para andar sin temor a caerse. Además, respiraba con facilidad. No dolía; era maravilloso. Cada inspiración de oxígeno parecía insuflarle nueva vida, en lugar de restringirla al sufrimiento, como antes.
Cuando él apareció en bóxers, con la sonrisa de buenos días y el pelo alborotado, supo que Vic era su solución. Era el que la había reparado, ajustando los mecanismos de su alma estropeada para que funcionara bien. Le había acompasado el diafragma, le había descomprimido la caja torácica y había ajustado el peso de los lóbulos a besos. La había tomado de las manos todos los días durante horas hasta que el temblor de sus meñiques desapareció por completo.
Con él a su lado, se sentía a salvo. Incluso había dejado de llevarse la mano al corazón cada dos minutos y veinte segundos. No había perdido la costumbre por completo, ahora lo hacía cada veintitrés minutos y cuarenta segundos. Pero ya era por rutina, no una necesidad.
La había enseñado a sonreír de verdad, con la sangre burbujeando de felicidad, sin muecas siniestras llenas de mentiras. Había borrado su miedo, su dolor y su pasado, sin hacer preguntas ni acobardarse. Había sabido desde el primer momento que ella estaba rota, una muñeca estropeada y sin apenas posibilidad de arreglo. Pero no había parado hasta lograr que, ahora, ella funcionara bien. Volvía a estar maravillosamente viva.
Sunshine ya no tenía miedo, porque había encontrado a Vic, su héroe. Él era el marcapasos que regulaba los latidos alocados de su alma, el único que había sido capaz de arreglarla por dentro.






Ahí vuelven. Creo que me ha quedado un poco pobre, porque quería expresar demasiado y no me ha salido. Soy un desastre. Pero, de algún modo, me encanta. Porque Vic ha conseguido reparar los mecanismos del alma de Arizia. Y ya no está rota, ya no tiene miedo. 
Aunque no tenga nada que ver con esto, quiero compartir una curiosidad. Muchas veces me inspiran canciones, ritmos, sonidos. Otras veces son diálogos de una película o escenas que veo por la calle. O las personas que quiero. Cuando escribo, siempre escucho una misma canción en bucle hasta que termino por completo el fragmento. Así que, por si estás interesado, voy a poner el link de la canción que, para mí, es esta cuarta parte de Vic y Arizia. A ver qué te parece (a lo mejor hago esto alguna que otra vez, porque también me gusta compartir música). 
http://www.youtube.com/watch?v=ltOR2VzDZFM&feature=g-all-a&list=PL914D9E829AB87403&context=G297d1bcFAAAAAHgARAA La encontré por casualidad y... estoy enamorada.
  Siento el textazo. A partir de ahora, no hace falta que leas la parte final, que soy yo hablando de tonterías. Lo importante es la historia. Gracias, mil gracias, por entrar.

4 comentarios:

  1. Qué fallo ni qué fallo. La única pega que le pondría es que al principio me desorienté pensando ¿me he perdido algún capítulo? Es que después del encuentro, me esperaba ... no sé otro encuentro jajajaja. Pero bueno, que luego ya me encontré. Y ha terminado...¿? Feliz.
    Y enseguiiiiiiiida voy a mirar la canción. Y tengo curiosidad, ¿te has inspirado en mí? Porque si no, tendré que empezar a decir más boberías,...

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  2. Claro, a veces mientras estoy hablando contigo, empiezo a... supongo que podríamos llamarlo soñar. Imaginar, crear.
    Quizá debería haberlo introducido mejor, pero es que así fue como me llegó, sin más.
    La canción es que me encanta, el inicio me enganchó desde que la escuché y me inspiró muchísimo ♥.

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  3. Sí, la canción mola eh y y y y y y a partir de ahora me tienes que decir cuando te inspiro que me hace ilu!!

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  4. xDDDDDDDD Pues para el último que subí, no me inspiraste en sí pero añadí muchos detalles por ti, porque sabía que te gustarían.
    La canción es... ahsuagskafsxzvxhj♥.

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