08 enero, 2012

Que comience el juego, cariño. / Dakota.

Bajé las escaleras despacio, porque me sentía incapaz de mantenerme en equilibrio sobre los tacones de aguja con aquella sensación oprimiéndome el pecho. Me detuve un segundo para respirar profundamente, para alejar de mí la sensación de estar ahogándome con el oxígeno que me llenaba los pulmones.
Ojalá no fuera así, pero me estaba resquebrajando. El alcohol ya no me hacía ningún bien y, definitivamente, estaba cansada de saltar de cama en cama, mientras los rostros borrosos de desconocidos que no volvería a ver se convertían en una neblina translúcida.
Por mucho que quisiera hacerme la fuerte, con todas aquellas parrafadas absurdas de evitar el amor y buscar sexo esporádico, mentía con cada falso sarcasmo y con cada broma ocultando la triste verdad de mis deseos. Al igual que cualquier otra chica tonta, buscaba el amor, las estúpidas mariposas en el estómago y los besos en el pelo cuando te acurrucas contra él en las noches frías. Solo que, a diferencia de esas otras chicas, yo era más irracional, apasionada e independiente, lo que me daba esa apariencia engañosa que repelía las relaciones estables.
Aquel chico me había gustado de verdad. Mark.
Su nombre me hizo sonreír, apoyada en la barandilla, aun parada, mientras recordaba su tímida mirada a través del bar, de una punta de la barra a otra. Cómo se había acercado lentamente, ya ligeramente embriagado y me había soltado un manido “Eres preciosa, ¿sabes?”. Pero en sus labios el halago había sabido a gloria. Aunque ni la mitad de lo fabuloso que era el sabor de sus dulces labios y del tacto de sus manos sobre cada parte de mi cuerpo mientras me desvestía, con la desesperación pintada en su mirada. Durante ese instante, me había sentido extrañamente poderosa, como si él estuviera bajo mi hechizo. Me había encantado, de la misma forma en la que me había llevado al éxtasis cuando me llamó cariño al llegar al orgasmo.
Las pisadas de alguien bajando las escaleras me hicieron darme cuenta de que estaba en medio de la escalera, embobada con mis recuerdos y mirando una pared completamente blanca.
Negué con la cabeza y continué bajando, cuando un grito me hizo darme la vuelta.
-          ¡Dakota! – era su voz. El mismo tono apremiante con el que me había dicho aquel placentero cariño.
Me quedé quieta, sin saber qué hacer. Él dobló la esquina y apareció en mi campo de visión, solo con unos vaqueros puestos y la camisa a medio abrochar, descalzo. No pude contener una pícara sonrisa, pero sí las ganas de volver a besarlo.
-          ¿Sí? – respondí, enarcando una ceja.
-           Yo… esto… - Frunció los labios, inseguro. – Quería decirte que… anoche me lo pasé mejor que bien. Fue… completamente maravilloso. Nunca había conocido a nadie como tú.
Parpadeé un par de veces y me rasqué el brazo, incómoda.
-          Pues… gracias. Ya te dije que para mí también…
-          Escúchame. – El tono de su voz me hizo mirarlo. – Sé que para ti fue solo sexo, pero quiero… de verdad que sí, volver a verte. Una cena. O llevarte al cine, o a bailar. Me da igual.
-          ¿Me estás pidiendo una… cita?
-          Sé que no buscas amor de larga duración, pero…
-      Supongo que podría probar eso de una cita – me encogí de hombros, con indiferencia, aunque mi estómago estaba saltando de la emoción.
-       ¿Me vas a dar tu número entonces? – ladeó la cabeza, recorriéndome entera con sus ojos inquisidores. Tuve que apretar la mandíbula para resistir el impulso de volver a llevarlo a su cama y desvertirlo.
Abrí la boca para recitárselo, pero lo pensé mejor. Sonreí. Aquello podría ser más divertido para ambos y no limitarnos a una aburrida salida.
-          ¿Qué te parece si lo descubres tú? Si estás de verdad interesado en volver a verme, deberías de poner esfuerzo suficiente en encontrarme.
Se lo pensó un instante, pero por la forma en la que esgrimió su sonrisa juguetona supe que también había quedado encerrado en el juego.
-          Entonces, necesitaré algo más de información. Solo sé que te llamas Dakota, que te gusta tomarte el limón antes del tequila directamente de la piel de la mano de un hombre y que eres increíble bajo las sábanas. Y, fuera de ellas, también.
-          ¿No tienes suficiente con eso? – pregunté, mordiéndome el labio para provocarlo.
-          Dame al menos un apellido, ¿no?
Puse los ojos en blanco para hacerme la difícil, pero hubiera estado dispuesta a darle hasta mi dirección de habérmela pedido.
-          Rise. Dakota Rise. ¿Crees que con eso bastará? – lo estaba retando y él lo sabía.
-          Espero que sí.
Nos retamos con la mirada, hasta que, sin que yo lo previera, él me tomó entre sus brazos y me marcó con un beso claramente pasional que me puso todos los pelos de punta.
-          Nos veremos pronto, Dakota Rise.
-          Lo estoy deseando – le susurré al oído antes de separarme de él.
Me alejé de allí contoneándome sobre los tacones, mientras sentía su mirada clavada en mi cuerpo.
El juego había comenzado.

Bueno, lo prometido es deuda. Probablemente, no vuelva a subar nada hasta dentro de unos cuantos días. El inicio de las clases nunca me hace demasiada ilusión, con la llegada de un aluvión de exámenes y trabajos, deberes y compañeros pesados. Esperemos que venga un buen trimestre (y te deseo lo mismo).
 Hoy no hay canción. Solo me quedan las ganas de acurrucarme bajo la manta y desaparecer. Pero nada, habrá que levantarse mañana de nuevo (y, encima, a las 7).

3 comentarios:

  1. dhvsdfuhbvydhvf
    WE FOUND LOOOOOOOOOOOOOOOOVE
    me gusta me gusta me gustaaaaaa

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  2. Para que digas que nunca entro tooonta , yo tardo en comentar como tu en subir fotos xDDD ♥
    Me ha dejado igual que el libro de la segunda vida de Bree Tanner con ganas de saber más , me gusta Dakota , como personaje tendria mucho por dar , aunque ya se que no vas a hacer una historia sobre ello , persona antipática!!! :P
    Pero enserio , me gusta ...

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  3. Bueno... Gracias a las dos :)
    Hay personajes sobre los que no escribo historias largas, pero como me pasó con Arizia y Vic, probablemente siga subiendo algún que otro fragmento ocasional sobre ellos.
    p.D. Si veo que serán muchos, también haré una sección aparte.

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